sábado, 6 de febrero de 2016

Lectura para entretener, El Temor de un Hombre Sabio.


Hola, aqui compartiendoles otra lectura que he terminado de leer, del género fantástico, y la segunda parte de la Crónica del Asesino de Reyes, El Temor de un Hombre Sabio. He de comentar que es la segunda vez que lo leo, y estoy a la espera de que salga la tercera parte.


El Temor de un Hombre Sabio, de Patrick Rothfuss.
Kvothe todavía continúa contándole a cronista como fue su vida en la universidad, las causas que originaron que tuviera que irse por una temporada, sus aventuras en la corte del maer Alveron, de cuando lo compararon con Taborlin el Grande cuando mató a unos bandidos, su experiencia con Felurian en el reino de los Fata , como conoció su futuro cuando hablo con el Cthaeh, su enseñanza y adiestramiento en Ademre con los mercenarios Adem, su regreso a la universidad y de cómo fue que ganó la fama de Kvothe el sin sangre y Kvothe el Arcano.

Una entretenida e interesante lectura, un libro que con sus 1271 no me provocó ningún aburrimiento, sino todo lo contrario.

A continuación algunos fragmentos de El Temor de un Hombre Sabio:

  • ...El hombre tenía el pelo rojo como el fuego. Sus ojos eran oscuros y distantes, y yacía con el aire de resignación de quien ha perdido hace ya mucho toda esperanza de conciliar el sueño. La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.
  • ...Soy responsable de todas las muertes de esta estúpida guerra. Solo pretendía salvar una vida. Por lo visto, ni siquiera de eso soy capaz.
  • ...—Eso no suena nada sospechoso —dijo—. ¡Y luego te preguntas por qué la gente habla de ti! —No me pregunto por qué hablan —dije—. Me pregunto qué dicen.
  • ...Sí, mi laúd tenía defectos, pero ¿qué importa eso cuando se trata de asuntos del corazón? Amamos lo que amamos. La razón no entra en juego. En muchos aspectos, el amor más insensato es el amor más verdadero.
  • ...Noté las manos de Auri a ambos lados de mi cara, y entonces me dio un beso suave y delicado en la frente. - —Eres especial para mí —dijo con seriedad y con gesto grave—. Quiero que sepas que siempre cuidaré de ti. —Estiró un brazo, vacilante, y me secó las mejillas—. No, nada de eso esta noche.
  • ...Auri lo entendió antes que yo. —Es mi nombre —dijo sonriendo con orgullo. —Ah, ¿sí? —preguntó Elodin con curiosidad.—Me lo regaló Kvothe —confirmó Auri asintiendo con la cabeza. Me lanzó una sonrisa—. ¿Verdad que es maravilloso? —Es un nombre precioso —dijo el maestro con gentileza—. Y te sienta muy bien. —Sí —coincidió ella—. Es como tener una flor en mi corazón. —Miró a Elodin con seriedad—. Si su nombre le pesa demasiado, puede pedirle a Kvothe que le dé uno nuevo.
  • ...—Amor —dijo el maer lentamente— es una palabra que utilizan a menudo los estúpidos. Ella es digna de amor, eso sin duda.
  • ...—Marten, ¿me dejas utilizar a tu muerto? —pregunté, distraído. Pronuncié esas palabras con una agradable voz de barítono, la voz más calmada que jamás había oído.
  • ...Volví a concentrarme y le clavé el puñal al centinela en el otro riñón, esa vez utilizando ambas manos. Se oyó otro grito, más estridente que el primero. «Es más un lamento que un grito», pensé en un extraño y lejano rincón de mi mente.
  • ...El cadáver era una relación excelente, pero la única energía que yo podía utilizar era la fuerza de mi cuerpo. En esas condiciones, parecía que estuviera cortando leña en lugar de carne.
  • ...Volvió a fulgurar un rayo. Tuve una idea. Solté una risotada macabra.
  • ...empecé a reír de pensar en lo que estaba a punto de intentar. Quizá no sirviera de nada. Quizá me matara. Tan solo el desliz… Pero no me importaba. De todas formas, ya estaba muerto a menos que encontrara una forma de calentarme y secarme.
  • ...—Déjalo ya, Den. Los iba matando uno a uno. De pronto enloqueció un poco. Y… No. Solo diré una cosa. Creo que invocó al rayo. Como Dios.
  • ...Felurian cantaba, y yo sentía su atracción. Era intensa, pero no tanto como para que yo no pudiera contenerme.
  • ...De pronto tuve un momento de súbita lucidez. ¿De qué tenía miedo? ¿De un cuento de hadas? Aquello era magia, magia de verdad. Es más, era una magia musical. Si dejaba pasar aquella oportunidad, jamás me lo perdonaría.
  • ...Marten temblaba visiblemente. Tempi retrocedía poco a poco. Dedan tenía los puños apretados junto a los costados. ¿Iba a ser yo como ellos, supersticioso y timorato? No. Eso nunca. Yo era miembro del Arcano. Era nominador. Era un Edena Ruh. De pronto solté una carcajada desenfrenada. —Nos encontraremos en la La Buena Blanca dentro de tres días —dije, y entré en el claro.
  • ...El Cthaeh puede ver el futuro. Todos los futuros. Nosotros tenemos que avanzar a tientas. Él no. Él solo mira y escoge el camino más desastroso. Es la piedra que provoca el alud. Es la tos con que empieza la peste.
  • ...Bast dio un suspiro de cansancio y miró a Cronista; su expresión revelaba un profundo desaliento. —Preferiría enfrentarme al propio Haliax —dijo—,preferiría enfrentarme a todos los Chandrian juntos que mantener una conversación de diez palabras con el Cthaeh.
  • ...—¿Te has enterado de lo que se llevó Kvothe del árbol espada? Eso que un bárbaro no puede comprender: silencio y quietud. El corazón de Ademre. ¿Y sabes qué le ofreció a Shehyn? Su disposición a sangrar por la escuela.
  • ...Pero en el mundo hay cosas malas. Cosas viejas que adoptan forma humana. Y hay unas cuantas que son peores que los demás. Se pasean libremente por el mundo y cometen actos terribles.
  • ...—¿Volverás a encontrártelo? —Sí. —Me sorprendió la certeza de mi propia voz. —¿Con un propósito? —Sí. —¿Con qué propósito? —Matarlo. —Esas cosas no se pueden matar fácilmente. Asentí con la cabeza.
  • ...Cyphus lleva la llama azul. Stercus es esclavo del hierro. Ferule, frío y de ojo oscuro. Usnea solo vive en la podredumbre. Dalcenti, gris, no habla nunca. La pálida Alenta trae la peste. El último es el señor de los siete:odiado. Perdido. Insomne. Cuerdo. Alaxel lleva el yugo de la sombra.
  • ...Pero no habría muerto de sed. No. Antes de marcharnos le había dejado un odre lleno al alcance de la mano. No lo había hecho por bondad. No lo había hecho para hacer más soportables sus últimas horas. Lo había dejado allí porque sabía que con agua viviría más, y sufriría más.
  • ...—Pero desde que has vuelto, se ha convertido en algo casi físico —continuó Felá—. Ahora, cuando me miras, ocurre algo detrás de tus ojos. Algo con reminiscencias de fruta dulce, sombras y luz de lámparas. Algo salvaje de lo que las doncellas feéricas huyen bajo un cielo violeta. Es algo terrible. Me gusta.
  • ...¿Cuánto crees que falta para que puedas hacerte un anillo de aire? Levanté mi mano izquierda, desnuda, con los dedos extendidos. —¿Quién ha dicho que no lo llevo ya?
  • ...—¿Estás bromeando? —me preguntó. —Esa es una buena pregunta —dije mirándolo a los ojos con serenidad—. ¿Estoy bromeando?
  • ...La posada Roca de Guía era suya, y también era suyo el tercer silencio. Así debía ser, pues ese era el mayor de los tres silencios, y envolvía a los otros dos. Era profundo y ancho como el final del otoño. Era grande y pesado como una gran roca alisada por la erosión de las aguas de un río. Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.


















Espero que este libro les llame la atención  y puedas añadir algún comentario.

También los invito a seguir mi blog
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En el cual voy poniendo los libros, poemas y relatos que voy terminando de leer., así que hasta luego y gracias.



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